HA LLEGADO FEBRERO Y LA GUERRA CONTINUA

HA LLEGADO FEBRERO Y LA GUERRA CONTINUA

Una calle de Londres

 

Hace casi un año, el 24 de febrero de 2022, empezó una guerra, injusta y cruel como todas las que han existido, existen y existirán, y que nos ha hecho darnos cuenta de cómo todo lo que sucede en este mundo globalizado, nos afecta por muy lejos que estemos.

Desde ese momento la Universidad Popular Carmen de Michelena (UPCM), tomó una posición beligerante con el conflicto, lanzando mensajes de apoyo al país de Ucrania y a sus gentes, incorporando en su web una imagen con direcciones importantes para enviar ayudas, ha preparado escritos y programó, el 18 de marzo del 2022, la conferencia: Ucrania, bajo el impacto de la guerra, que impartió Georgina Higueras Rumbao, corresponsal de guerra y enviada a Moscú por la Agencia EFE.

Georgina nos habló de su percepción del por qué y del cómo de esta guerra, presentando una visión no partidista, que hablaba de todos los temas implicados: historia, relaciones, política de bloques, de cómo han influido en la invasión de Ucrania por parte de Rusia, de cómo estaban actuando la Unión Europea y los Estados Unidos para resolver el conflicto. Se habló de la prudencia de China y de los miedos de los países vecinos de Ucrania.

Fue clarificante y nos recordó que cualquier acto político tiene consecuencia y que, si hay alguien con el suficiente poder y ganas, se puede crear un conflicto que desencadene una guerra.

Georgina resumió su charla en una frase que a mí me sorprendió, pero con la que cada vez estoy más de acuerdo. “En la guerra de Ucrania, la sangre la pone Ucrania, la fuerza la pone Rusia y el dinero lo pone Europa”.

Pero quiero recordar a aquellos países que por su “lejanía” y/o “poca importancia política” la están sufriendo a nivel económico y eso les está provocando grandes pérdidas en su economía y en sus gentes, empobreciéndolos más. No nos olvidemos de ellos.

Los comentaristas nos dicen cómo va la guerra, que ciudades caen o se recuperan, cuántos muertos se han producido en los ataques, cuantos prisioneros de uno u otro lado se han hecho, cómo se les trata, nos cuentan quien está negociando, cómo presiona Estados Unidos o la Unión Europea, si China apoya a Rusia o la intenta sujetar; en fin, mucha información que al principio leíamos y veíamos atentamente, pero con el tiempo nos parece un “deja vu” y nos empieza a importar cada vez menos.

Cualquier guerra, hasta la más necesaria, es siempre injusta y cruel con las personas y su entorno, provoca daños ecológicos en los lugares y psicológicos y económicos en las personas; y hay psicólogos que a nivel personal la valoran como la pérdida de la generación que la padece, porque la mente humana ante tanto sufrimiento, se entristece y no avanza.

Esta guerra no se ha podido parar con penalizaciones ni “alta política”, y los envíos de armas parece que la están alentando todavía más.

Solo los intervinientes y sus acuerdos, ayudados por la diplomacia de terceros países, podrán acabar con esta guerra que está siendo demasiado larga y dramática y nunca debió de comenzar.