Rincón cultural

Sureste madrileño - Páramos y vegas

SURESTE MADRILEÑO  -  PÁRAMOS Y VEGAS

Lugares del recorrido

 

RIVAS VACIAMADRID: Es un  lugar de grandes contrastes e insólitas peculiaridades. Es en realidad un municipio de la periferia de la Capital, pero es también un paraje de inestimable valor ecológico; tres cuartas partes del término municipal forman parte del Parque Regional del Sureste. Allí confluyen, entre cantiles yesíferos de inusitada belleza, los ríos Jarama y Manzanares. Junto a sus contaminados cauces se han ido formando, como consecuencia de una prolongada actividad de extracción de áridos, numerosas lagunas donde anidan incontables especies de anátidas que conviven con una colonia de doscientas cigüeñas y con los halcones y milanos de los riscos.

Rivas-Vaciamadrid es un municipio singular, muy sensible a los problemas ecológicos derivados de la expansión urbanística y el deterioro del medio natural.

Historia

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Asta de “uro” de 200.000 años (Achelense) hallada en Rivas-Vaciamadrid

El municipio de Rivas incorporó en 1845 Vaciamadrid, entidad perteneciente a la Villa de Vallecas, cambiándose el nombre por Ribas de Jarama (que se alternó con Rivas de Jarama en ciertos periodos). Eran dos pequeños pueblos con la población muy dispersa. Estos pueblos quedaron destruidos durante la Guerra Civil Española por encontrarse en el frente y fueron reconstruidos por la Dirección General de Regiones Devastadas en 1954 como un solo núcleo, cambiando el nombre de Ribas de Jarama por el actual de Rivas-Vaciamadrid. El nombre de Vaciamadrid procede del árabe Faḥṣ Maŷrit, que significa "campo de Madrid", por encontrarse en ese lugar, en época andalusí, algunos de los campos de cultivo que abastecían a la población de Madrid. Junto a Faḥṣ Maŷrit se encontraba un paraje de nombre similar, Faḥṣ al-Madina o "campo de la ciudad", que después evolucionó a Salmedina. Otra hipótesis sitúa su origen en el también árabe Manzil Maŷrit, que significa el "parador de Madrid", en referencia a una posada para caminantes. Fue después Mazalmadrit, y luego Haçalmadrit. Con los siglos, olvidado ya su significado original, se confundieron ambas palabras con la expresión "Va hacia Madrid".

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 El famoso tren de Arganda.

La costumbre popular decía .  .  .  .       ¡Qué pita más que anda!

Locomotora Henschel Arganda, año 1925

Respecto a transportes históricos, el término municipal fue atravesado por el antiguo ferrocarril de vía estrecha de Madrid a Arganda, más tarde conocido como Ferrocarril del Tajuña. Actualmente un ferrocarril turístico circula en un tramo de cerca de tres kilómetros, del antiguo Ferrocarril del Tajuña, desde la Laguna del Campillo (de Rivas-Vaciamadrid) hasta la antigua estación de La Poveda (de Arganda del Rey). Gran parte del recorrido discurre por el término municipal de Rivas-Vaciamadrid, bordeando la laguna y marchando al pie de los cantiles yesíferos, hasta llegar al espectacular puente ferroviario sobre el río Jarama.

Una locomotora de vapor del año 1925, encabeza el tren turístico, todos los domingos de primavera y otoño. Esta máquina fue construida en Alemania por la casa Henschel & Sohn (Henschel e hijo), y fue diseñada para ferrocarriles industriales, por su limitada velocidad máxima (20 kilómetros por hora). Pero hoy en día es la máquina ideal para disfrutar del paisaje.

ARGANDA DEL REY: Etimología: Pese a que el primer asentamiento definitivo corresponde a la presencia árabe en la península Ibérica, los celtas y después los romanos entraron antes en contacto con la zona. Los filólogos apuntan que el nombre del municipio procede del latín "area canda" (área blanca). Existen textos romanos de Ptolomeo donde se citan varias ciudades como asentamientos prerromanos (Carpetanos, concretamente) entre los que se cita Alternia (Arganda). Toda la teoría que sustenta la relación entre Alternia y Arganda es la relación de dieciocho ciudades que en el siglo II d. C. describe Ptolomeo, pero no existe ninguna evidencia arqueológica o epigráfica que nos afirme que tenga una relación directa con Arganda.

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Existe un resto romano que nos habla del culto a las "ninfas varcilenses", que apareció junto al manantial de Valtierra, pero sólo se trataba de una divinidad, pero esta denominación para las tierras argandeñas quedó casi descartada ya que las ninfas en el mundo romano no eran mas que divinidades de los manantiales y cumplían un sentido religioso de protección del agua.

Otros autores se decantan por la denominación árabe "Arkhanda", de la que podría provenir la denominación actual del pueblo.

Sin embargo, la mayoría de indicios indican a que se trata de un topónimo anterior a la dominación romana, cuyo origen se remonta a la época hispano-celta. Hombres importantes que así opinaron fueron Ramón Menéndez Pidal y Abraham Ortelius, cartógrafo y geógrafo flamenco al servicio de Felipe II, quien identifica Arganda con la 'Uriaganda' celtibérica, que significa 'terreno de las aguas'.

Más remota es la teoría del filólogo Vicente García de Diego, quien afirmó que 'Argant' (plata) recibía su nombre por la posibilidad de que cercano al municipio existiera un yacimiento de este mineral, aunque no se han encontrado ninguna prueba.

La palabra "Arganda" en su forma "Arkanta", y que seguramente se pronunciaba "Arganda" (la sonorización NT > ND es hispánica), aparece hasta en cuatro ocasiones en uno de los bronces de Botorrita, yacimiento arqueológico próximo a Zaragoza, y llamativo es que en los cuatro casos es nombre de mujer.

La comarca de Arganda mantenía una intensa relación con esa zona, poblada por los belos, en el valle medio del Ebro, como manifiestan los hallazgos de monedas de las cercanas Bílbilis y Sekaisa. El origen celtíbero de “Arganda” nos delata que se trata del espacio poblado más antiguo del municipio, a diferencia de otros lugares con denominaciones latinas, de época romana, como son Valtierra (Valle de tierra), Valdocarros (valle de -paso- de carros), Villares o Vilches (del latín: villicis), que nos indican la presencia de villas romanas.

Acerca de su origen etimológico todo apunta a que proviene de la raíz de origen indoeuropeo "arg", que significa claro, blanco, brillante. Pese a que existen muchos nombres semejantes, aunque sólo hay un topónimo exactamente igual, "Arganda", un pequeño caserío navarro, con molino fluvial, también denominado Errateta, y que da nombre a un arroyo. En la mayoría de estos núcleos existe la particularidad de que casi todos los topónimos similares a "Argan" se asocian a cursos fluviales, seguramente referidos a sus aguas, limpias, claras o transparentes. Sin ir más lejos, en Madrid tenemos el distrito de Arganzuela, junto al Río Manzanares.

Existen tres razonamientos que evocan al porqué de su nombre, son los siguientes: El primero de ellos argumenta que la razón del nombre lo debe a la raíz celtibérica "Arg", que hace referencia a claridad o luz, por lo blanquecino de sus tierras calizas. Otra de las teorías nos dice que debido a que el nombre es un hidrónimo, que delata la presencia de aguas. Algo muy razonable ya que Arganda cumple con ese perfil. La última teoría argumenta que se trata de un antropónimo, asociando su primera ocupación a una persona conocida por ese nombre, como apunta el bronce de Botorrita, donde aparece cuatro veces el nombre de una mujer: arkanta: mezukenoskue: abokum, traducido Arganda y Medúgeno (del clan) de los Abos; arkanta: loukanikum, traducido Arganda (del clan) de los Lucanos; arkanta: teiuantikum, traducido Arganda (del clan) de los Divantos; arkanta: toutinikum, traducido Arganda (del clan) de los Tutinos.

Más recientemente, en el siglo XVIII, varios estudiosos de Alcalá de Henares y Salamanca expusieron una hipótesis que afirmaba que el pueblo estaba dedicado al mitológico 'Argos', hijo de Agenor y Gea, gigante de más de 100 ojos alrededor de la cabeza y, que, aún dormido mantenía abierto más de 50. Se basaron seguramente en los restos arqueológicos encontrados en Valtierra y Valdocarros.

El apelativo 'del Rey' tiene su origen en el siglo XVI. Por aquel entonces Arganda era un señorío perteneciente al Arzobispado de Toledo, pero en 1581Felipe II lo compró pagando 10.000 ducados, y otorgando la condición de Villa de Realengo.

Historia

Edad Antigua

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La estratégica situación de Arganda como camino al Mediterráneo desde Madrid ha hecho de esta población a lo largo del tiempo un lugar apetecible y espectador de lujo de varios capítulos históricos, donde se han asentado varias civilizaciones en su larga historia.

La primera presencia en la zona corresponde con la llegada de los celtas, dedicados al cultivo de cereales y a la cría de animales. Sin embargo, ni estos, ni los siguientes pobladores, los romanos, fundaron un asentamiento definitivo.

Hacia el 1000 a. C. los pueblos centroeuropeos entran por los pirineos, mezclándose con la población autóctona. Todo hace indicar que los que se asentaron en la zona actual de Arganda eligieron Vilches, ya que estos solían ubicarse cerca a los valles o ríos.

Los romanos se hicieron con el control de esa zona en el 78 a. C. al mando de Sertorio. El desarrollo comercial se vio desarrollado con la construcción de calzadas.

Edad Media

El primer asentamiento no se produjo hasta la llegada de los árabes, quienes dejaron la base de un núcleo de población y que sería consolidado en la Reconquista. En el Siglo XI Arganda es conquistada por los cristianos, pero no expande su población de manera notable hasta el Siglo XIV. Aunque el hecho no está contrastado, se dice que esta expansión se debió al abandono de sus tierras de los vecinos de Valtierra y Vilches debido a una invasión de termitas. La mayoría de los historiadores cree más probable que esa migración se debiera a la Peste Negra (1348).

Edad Moderna

La consolidación de Arganda llega con la Edad Moderna. Esta migración dio al pueblo otra dimensión, creció más, el pueblo descendió del cerro al llano y aparecieron nuevas calles.

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Carta de Felipe II donde nombra a Arganda villa de realengo, 12 marzo 1583

Hasta finales de 1580 Arganda pertenece al Arzobispado de Toledo. Felipe II otorga el título de Villa a la población, pero los problemas económicos del municipio hacen que sea vendido al Duque de Lerma en el año 1613. El pueblo se rebela en la toma de posesión en lo que se conoce como el Motín de Arganda.

En 1650, al morir su nieto sin dejar hijos varones, Arganda volvió a ser villa de realengo. Anteriormente en 1594 se había comenzado a construir la Casa del Rey. Fue mandada construir por el embajador de Alemania, Hans Khevenhüller y Wolf, quien tenía buena relación con la Corte de Felipe III.

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Hans Khevenhuller, embajador alemán en España, mandó construir la Casa del Rey

En 1658 comenzó a construirse la Ermita de la Soledad y finalizó en 1668. Se amplió y renovó entre 1733 y 1736. Llegada la segunda mitad del siglo XVII, la Compañía de Jesús se establece en Arganda. Esto se prolongó hasta 1764, cuando se vieron obligados a abandonar Arganda debido a que sus propiedades, la ganadería y el vino, estaban exentas de impuestos. Esto no gustó a los responsables de la recaudación fiscal y tuvo como consecuencia la marcha de los jesuitas de la ciudad. La comercialización del vino se centra en unos pocos propietarios que ejercen el control político y económico de la villa a partir del siglo XIX.

Siglo XIX

El siglo XIX es un período de esplendor, de crecimiento económico que propicia mejoras en el municipio, aunque no sin antes tener su protagonismo en la Guerra de la Independencia Española. La población padeció acciones genéricas de pillaje de la mano de la división del Mariscal Claude Víctor Perrin.

Otro de los episodios más relevantes en la población fue el incendio que sufrió la Ermita de la Soledad, desapareciendo la talla de la patrona, la Virgen de la Soledad, de Gaspar Becerra, que un año después, el 24 de junio de 1810, sería reemplazada por la actual imagen del escultor José Ginés.

En 1821 se construyó el puente sobre el río Jarama. Si bien ya durante la fase de proyección del mismo se advirtió de que su estructura de madera era endeble, la construcción siguió adelante, y pocos meses después de la inauguración el puente se derrumbó. Hasta 1843 no se construiría un nuevo puente, esta vez de hierro, y que perduró hasta finales de siglo cuando fue sustituido por una estructura más robusta. La construcción de este puente metálico permitió el paso del ferrocarril y trajo el desarrollo industrial a la ciudad.

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Siglo XX

Superado esto, el crecimiento económico pronto se pone de manifiesto. El municipio de Arganda crece gracias a su industria vinícola y la mejora en la red de transportes. En 1886 se inaugura una línea de ferrocarril con Madrid. Sin embargo, sólo operó con viajeros hasta 1953.

A inicios del siglo XX se funda en el municipio una azucarera que inicia un proceso de industrialización y de una gran expansión demográfica. Los trabajadores de la azucarera apoyarían al advenimiento de la Segunda República y la población sería testigo de excepción en la Guerra Civil Española con la Batalla del Jarama.

La defensa del Puente de Arganda fue de relevante importancia en la Batalla del Jarama, su defensa se había convertido en un emblema, y allí se produjeron los más duros enfrentamientos, llegando incluso al cuerpo a cuerpo entre los días 6 y 9 de febrero de 1937.

Fauna y flora

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Desembocadura del Manzanares en el Jarama con Arganda de fondo

Arganda del Rey está, en parte, englobado dentro del Parque Regional del Sureste, ocupando la zona sur, oeste y noroeste y haciendo de límite el propio casco urbano. El objetivo de la denominación del Parque es proteger los elementos y ecosistemas de la fauna, la flore, el paisaje o el agua, y a su vez disminuir los niveles de contaminación atmosférica, acústica y del suelo. La vegetación autóctona de Arganda soporta bien las condiciones de sequedad y evaporación existentes, gracias al clima mediterráneo continentalizado. Dentro de estas especies destacamos el encinar, que se sustituye por el quejigar, en las zonas de pendientes y barrancos donde existe mayor humedad. Podemos considerar al encinar como prácticamente desaparecido como bosque en el Municipio. El coscojar se distribuye por el sur del municipio mientras que el esparto es una de las especies que representan la última fase de degradación de los encinares, coscojales, etc.

La vegetación existente en la actualidad se reduce principalmente a cultivos de secano, zonas de repoblación forestal y diversos tipos de matorral. Las especies arbóreas más abundantes son los pinares de repoblación, siendo el más importante la Dehesa del Carrascal. Los chopos, fresnos y olmos son las especies predominantes en los sotos fluviales. Cabe mencionar el terreno, que tiene una alta calidad agrícola y una elevada densidad de hábitats faunísticos. En los últimos años, sin embargo, los parajes naturales de Arganda han sufrido agresiones. El caso más destacado es el de la campiña de olivos y viñedos, la mejor tierra de Arganda, hoy sustituida en gran medida por el polígono industrial. En menor medida las vegas de Valtierra, Vilches y la Dehesa del Carrascal. A modo de anécdota cabe mencionar la pérdida de una tradición que desapareció hace no demasiados años y que consistía en ir a pescar y a bañarse al Jarama. Algo que hoy en día, salvo rara excepción, no sucede.

Dehesa del Carrascal

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Es la principal masa forestal de Arganda del Rey, con una extensión de 131 hectáreas. Se encuentra situada al sur del municipio, delimitada al norte por el barrio de Los Almendros, al este con el camino de Los Jarales, al sur con la autovía A-3 y al oeste con la carretera comarcal C-300. La zona pertenece al Parque Regional de los cursos medios de los ríos Jarama y Manzanares, pese a su relativo alejamiento respecto del eje del parque, pero incluido por su interés biológico. La zona mejor conservada está catalogada como "Zona B" de Reserva Integral, el resto se clasifica como "Zona D", de Explotación Ordenada de los Recursos Naturales. La importancia actualmente de la Dehesa radica en que se trata del último reducto del original bosque mediterráneo que poblaba el pueblo y la región. Es la única representación de encinar manchego en todo el Parque del Sureste. La masa principal de vegetación se define en dos grupos muy identificados: Por un lado quejigos, encinas y coscojas. En el otro se encuadra el pino carrasco. Tradicionalmente los vecinos de Arganda obtenían leñas para uso doméstico. El objetivo principal de la implantación del pino fue la regeneración del suelo para conseguir la reintroducción natural de la vegetación originaria del monte.

El arbolado básico está formado por restos de la masa original y la presencia de manchas de pino de repoblación. Las principales especies tienen que ver con el tipo de suelos subyacentes. El monte tiene dos épocas geológicas diferentes fácilmente reconocibles por los perfiles del suelo, a lo largo de la senda principal de la zona. Por un lado suelos silíceos de cuarcitas y cantos rodados de tonalidades marrones y, por otro, los afloramientos blanquecinos de margas calizas e incluso yesíferas. La vegetación en cada uno de ellos difiere bastante.

La dehesa acoge una fauna importante, aunque no siempre fáciles de detectar. Las especies más destacadas, de aves y mamíferos, cuya presencia se ha confirmado en la zona son los siguientes: En cuanto a mamíferos: erizo común, musaraña común, murciélago común, conejo, liebre, rata y ratón de agua, ratón campestre, ratón casero, zorro, tejón. En lo que a aves se refiere, podemos encontrar las siguientes: milano real, azor, gavilán, abubilla, chochín, colirrojo, mirlo, zorzal charlo, petirrojo, curruca, pinzón, jilguero, verderón, verdecillo, gorrión, urraca, escribano, cernícalo vulgar, perdiz roja, sisón, ganga común, paloma zurita, tórtola común, cárabo o mochuelo, entre otros.10

Uno de los factores que influye de forma decisiva en la distribución y diversidad de la fauna en Arganda es la modificación del medio natural. La influencia antrópica es una causa directa del empobrecimiento de determinadas especies animales, como las aves rapaces. Resulta interesante la abundante población de cigüeña blanca, que se haya establecida al oeste del término municipal. La variedad de aves de presa que existen en el Arganda dentro del grupo de los falconiformes es muy amplio: Halcón Peregrino, Cernícalo Común y Milano Negro, así como el Alcotán, el Ratonero Común y el Aguilucho Cenizo, con baja población.

Laguna de las Madres

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Las industrias de extracción de áridos han dado lugar a la aparición de estas lagunas. Las Madres son fruto de los restos de una antigua gravera recuperada por el Ayuntamiento de Arganda y la Comunidad de Madrid, sobre la base de un proyecto original de Amigos de la Tierra. Con una superficie de 24.4 hectáreas, este paraje es un gran ejemplo de recuperación ambiental, que ha reportado beneficios medioambientales y sociales a la localidad. En el pasado, estas lagunas se utilizaban como vertedero. La recuperación como entorno ambiental vio la luz en 1991, pero hasta 1995 no se abrió al público. en su momento eran una serie de lagunas que se utilizaban como vertedero. El humedal cuenta con tres lagunas, con profundidades de hasta 15 metros. El complejo está gestionado por una empresa privada y ofrece varios servicios e instalaciones como alquiler de barcas de remo, de caballos, cotos de pesca, observatorio de aves, senda ecológica, lugares de pic-nic, etc.

En la zona de reserva natural es posible observar algunas especies singulares como el martín pescador, fochas, ánades, cigüeñas, garza real, somormujos, lavandera blanca, la garcilla bueyera, el cormorán grande, el levanco, etc. En cuanto a la flora, el recinto es un lugar con abundancia, especialmente, de sauces, gracias a que las primeras reforestaciones se hicieron a comienzos de la década de los 90'.

 La vegetación del recinto es el resultado de diferentes trabajos de reforestación. En su mayor parte se trata de especies autóctonas del valle y la ribera del Jarama. Actualmente, sólo se permite la modalidad de pesca 'sin muerte'. En 1998 se introdujeron truchas arco-iris para la creación de una escuela de pesca 'sin muerte'. Lo importante de la experiencia es que las truchas han sobrevivido perfectamente. La senda ecológica discurre perimetralmente a las dos primeras lagunas. La variedad de especies de fauna está condicionada por la presencia de láminas de agua y vegetación de ribera.

Lagunas de la Esperilla

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Conjunto de lagunas situadas al oeste de Arganda, cerca de la carretera de Chinchón (M-506). Son reserva natural y no se permite el acceso al público, pese a que algunas de estas lagunas tuvieron equipamiento turístico (como el Camping "Los Lagos") y dos lagunas ocupadas para la práctica de motorismo acuático. Actualmente el paraje se encuentra bastante abandonado y hasta hace poco era un auténtico vertedero, de hecho en alguna de las lagunas más recónditas lo sigue siendo. Su interés principal radica en la variedad de láminas de agua y en el potencial que encierra para el aprovechamiento futuro de algunas de ellas.

 

CHINCHÓN:

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Se encuentra en plena cuenca del Tajo-Jarama y parte de su territorio pertenece al Parque Regional del Sureste. Su naturaleza está muy condicionada por la acción del hombre, que a lo largo de los siglos ha modificado el paisaje en su provecho. Los paisajes de Chinchón pueden diferenciarse en cuatro unidades básicas, en las que abunda la fauna y la flora: sotos y riberas en los fondos de valle, escarpes en yesos, secanos y barbechos, y zonas palustres.

El emplazamiento de Chinchón entre los altos del páramo y las fértiles vegas del Tajuña tiene justificación. Es un buen otero, fácil de defender de las amplias extensiones por donde discurren las vías de comunicación tradicional. Tiene aguas en abundancia, surgidas de los manantiales del borde del páramo, y su ubicación, justo en el borde del escalón del páramo, garantiza la umbría en verano y el sotavento invernal.

Historia

La especial condición geográfica de la vega del Tajuña debió propiciar los asentamientos humanos desde tiempos muy antiguos. Los restos más lejanos pertenecen al Neolítico y junto a El Salitral se encontró un poblado probablemente íbero o celtíbero.

Más tarde puede verse reflejada la presencia romana en las vías de comunicación y en el sistema de regadíos del Tajuña la influencia musulmana, que luego los cristianos consolidarían. Estas repoblaciones cristianas comenzaron en dicha zona cuando Alfonso VI de León tomó militarmente Toledo en el 1085 y esta plaza sirvió de bastión para coordinar la conquista de las fortalezas que permanecían en manos almorávides.

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                                                                                   Alfonso VI    

Hasta 1480, momento en que se convierte en señorío concedido a los marqueses de Moya, Andrés Cabrera y Beatriz de Bobadilla, este territorio rendía cuentas a los concejos y arzobispados de Segovia y Toledo. En esta época, y en reconocimiento de los marqueses al apoyo militar a la causa de Isabel en su lucha por el trono de Castilla, fueron concedidos 1.200 vasallos y un extenso territorio al sur de la jurisdicción de Segovia que incluía el término de Chinchón. Fue entonces cuando se construyó el castillo de Chinchón, de estilo renacentista.

En 1498 los aldeanos de Chinchón se "mudaron" a lo alto de la colina más próxima debido a una infección de mosquitos dando lugar con ello una reconstrucción total del pueblo. De ahí se puede observar que la Plaza Mayor es irregular debido a que en esa época las plazas mayores era irregulares y alrededor de las casas al principio se guardaba el ganado para que los ganaderos que vivían en la Plaza Mayor pudiera verlo sin salir de su casa (desde el balcón). Gracias a ello evolucionó y con ello es obvio decir que el ayuntamiento era una antigua casa de un ganadero que se compró en su tiempo para una sala de reunión del pueblo para debatir los problemas del pueblo

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En 1520, los comuneros atacaron el castillo del vasallo de Carlos V y lo destruyeron. La reconstrucción la dirigió don Fernando Cabrera y Bobadilla I Conde de Chinchón. En 1706, como consecuencia del apoyo del pueblo a la causa de Felipe V, las tropas del archiduque Carlos causaron graves destrozos en el castillo. Mientras tanto, el pueblo había ido creciendo en importancia, los edificios barrocos son de este período, y la Plaza Mayor se consolidaba como centro del poder público.

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 En 1738, el condado pasó, por compra, a manos de la casa de Borbón y Farnesio, y un año más tarde se le otorgó a la Villa el título de Muy Noble y Muy Leal en reconocimiento a su fidelidad en la guerra de Sucesión. La declaración de bien de interés histórico-artístico y el título de ciudad otorgado por Alfonso XIII marcan el Chinchón actual, que sigue aumentando su peso en la producción agrícola de calidad, combinándolo con su cada vez mayor interés turístico.

En 1974 Chinchón fue declarado Conjunto Histórico Artístico.

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COLMENAR DE OREJA:

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Tres cosas tiene Colmenar que no las tiene Madrid: las canteras, los hornos y el Puente de Zacatín». Las canteras eran (siguen produciendo) la fuente de la piedra blanca empleada en la construcción de monumentos, por citar alguno,  el Palacio Real de Madrid, o la fuente de Cibeles; los hornos eran los de las tinajas, muy afamadas las de Colmenar, e imprescindibles en la antigua elaboración de vinos y aceites; y el Puente de Zacatín es un túnel que cruza bajo la gran Plaza Mayor del municipio.

Plaza Mayor. De edificación iniciada en 1676, la Plaza Mayor se constituyó en uno de los magníficos ejemplos de las típicas plazas porticadas castellanas cuando se finalizó en 1794. Integrada en ella se encuentran la Casa Consistorial y del Pósito. Su paño sur da a un majestuoso conjunto arquitectónico conformado por los Jardines de Zacatín, la boca del túnel de piedra del mismo nombre (que cruza bajo la plaza de parte a parte), y, los abrevaderos.

Se cultiva principalmente viñedos y olivos. El cultivo de olivos y la producción de aceite de oliva en Colmenar se remontan a la época de los romanos, cuando el pueblo era conocido como Apis Aureliae. En 1750 había 105 molinos de aceite. En 1891 solamente quedaban 10 en producción activa, que en la actualidad se reduce a uno, gestionado en forma de cooperativa por los propios agricultores y productores locales de aceite. Hasta el pasado 2006 funcionaba también otro en manos privadas pero al final de la campaña también dejó su actividad. Las cosechas de aceituna son en un 80% de la variedad cornicabra (fruto fino y alargado) y el resto de la variedad manzanilla (redonda y carnosa), ideal para conservas y salazones.

De la Denominación de OrigenVinos de Madrid cuenta Colmenar con la aportación de la producción de los afamados caldos de sus nueve bodegas como una de las más importantes de Madrid.

VILLAMANRIQUE DE TAJO:

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Dentro del término de Villamanrique se han encontrado restos arqueológicos dispersos que atestiguan la presencia de habitantes desde la época paleolítica, con hachas de piedra tallada y otros instrumentos de piedra sílex y cuarcita, cuya antigüedad se remonta a más de 100.000 años. Son herramientas de las bandas de cazadores que recorrían esta zona del valle del Tajo y que dejaron las huellas a su paso en las terrazas de sedimentación del río.

También se han localizado restos arqueológicos de los primeros tiempos históricos, como demuestra el hallazgo de fragmentos dispersos de cerámica ibérica y, sobre todo, de restos de villas romanas del Bajo Imperio en las que se han encontrado trozos de vasijas de distintos tipos, trozos de teja, pesas de telar y algunas monedas. De la época visigoda se han encontrado dos pequeñas necrópolis, de poco más de 10 tumbas, que pueden ser un indicio de continuidad de habitación de las villas mencionadas anteriormente, por encontrarse bastante próximas a ellas.

La presencia humana se acentuó y se hace más estable en el término de Villamanrique en la época musulmana. Es en ese momento histórico cuando aparece la aldea de Albuher, pequeño núcleo de población situada en el mismo lugar en que ahora se alza Villamanrique, y con un término que se extendía por ambas orillas del río.

Albuher contaba en el siglo XI, en que fue conquistada por el rey de CastillaAlfonso VI, con pesquerías, molinos y tierras de labor en las que debía haber regadío, porque el mismo nombre de Albuher indica que había una presa en el río o en alguno de los arroyos que desembocaban en él. También había un Castillo, cuyos restos aún se conservan en un cerro al otro lado del río frente al pueblo.

 Este castillo fue un punto de defensa importante durante las épocas del Emirato y del Califato de Córdoba (siglos VIII al X), pues formaba parte de la línea defensiva de la marca media, en la que también estaban integrados otros castillos vecinos como los de Oreja, Alharilla y Zorita. También Jugó un papel destacado durante las invasiones almorávide y almohade, para quedar definitivamente destruido durante la Guerra de Sucesión Castellana en 1478.

Albuher sufrió durante los avances y retrocesos de la Reconquista a lo largo del siglo XII. Superada esta época se convirtió en una encomienda de la Orden de Santiago, pero en el siglo XIV se despobló, como otras aldeas cercanas, tal vez a consecuencia de las guerras civiles en Castilla y la encomienda de Viloria.

Del antiguo pueblo solo quedó en uso su iglesia, que siguió incorporada al patrimonio de la Orden de Santiago con el nombre de ermita de Santa María de Albuher. Cuando a finales del siglo XV o principios delXVI se fundó Villamanrique, esta ermita se convirtió en su primera iglesia, por eso su patrona llevó el nombre de Nuestra Señora de Albuher, aunque con el paso de los siglos la palabra se ha convertido en Arbuel.

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El nombre de la nueva Villa está claramente relacionado con la familia Manrique, varios de cuyos miembros ocuparon puestos muy relevantes en la Orden de Santiago.

Seguramente fue D. Pedro Manrique, segundo Duque de Osorno y Comendador Mayor de Castilla, quien le dio nombre, pues se sabe que desde su territorio atacó y destruyó el antiguo castillo de Albuher, en el que se encontraban tropas del marqués de Villena, su mayor enemigo durante la Guerra de Sucesión Castellana (14751479).

Villamanrique siguió siendo territorio de la Orden de Santiago hasta que, en 1573, en tiempos de Felipe II, fue vendida como Villa de señorío a Doña Catalina Lasso de Castilla, junto con la Dehesa del Castillo.

En 1666, con el rey Carlos II, Villamanrique se convirtió en un condado, cuyo título perteneció a la familia Lasso de Castilla. Este condado se convirtió en dos en el siglo XVIII, permaneciendo dicha familia como Condes del Castillo y pasando a poseer el título de condes de Villamanrique la familia Fernández de Córdoba. Esta situación se mantuvo así hasta la desaparición del régimen señorial a principios del siglo XIX.

Durante la segunda mitad del siglo XVIII y la primera del XIX Villamanrique experimentó un crecimiento de su territorio y de su población, por dos hechos que vinieron a darle su configuración actual. El primero fue la creación de las Reales Salinas de Carcavallana, que favorecieron el aumento de la población, y el segundo la incorporación a su término municipal del territorio de Buenamesón, que perteneció a la Orden de Santiago y a su priorato de Uclés hasta la desamortización, y del que aún se conserva su convento-palacio, edificio de finales del siglo XVI y principios del XVII, remodelado en el XVIII, siendo el monumento más destacado de la Localidad y uno de los más importantes de la Comarca.

FUENTIDUEÑA DE TAJO:

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Toponimia: El pueblo podría tomar su nombre de la Fuente Salobre, también llamada Fuente de la Dueña, denominada así porque se encontraba bajo el dominio de Doña Urraca, su dueña. El manantial se encuentra situado en la parte trasera de la iglesia parroquial, a los pies del castillo.

Historia: En Fuentidueña de Tajo se han encontrado vestigios prehistóricos y romanos, que informan de la existencia de asentamientos humanos mucho antes de su fundación medieval. En la Alta Edad Media, surgió un núcleo urbano alrededor del castillo de la Alfariella o de la Alarilla, hoy desaparecido, que cobró una gran importancia militar durante la dominación árabe.

En la Baja Edad Media, otro castillo, denominado antiguamente de Santiago y en la actualidad conocido como Torre de los Piquillos, se destacó como enclave estratégico en el avance de los reinos cristianos sobre el Al-Ándalus, durante la Reconquista. Esta fortaleza dependía de la Orden de Santiago.

La Reconquista se desarrolló en varias fases. El rey Alfonso VI conquistó el castillo de la Alarilla en 1085 y en 1212, Alfonso VIII consolidó la plaza, tras su triunfo en la decisiva Batalla de las Navas de Tolosa, que permitió la expansión cristiana hacia el sur peninsular. En 1328, el pueblo, llamado entonces Fuentidueña de Ocaña (por su vinculación jurisdiccional con el Archiprestago de esta localidad toledana), recibió fueros.

La villa pasó a formar parte de la provincia de Madrid en 1833, en el contexto de la reforma impulsada por Javier de Burgos, mediante la cual se dividió a España en provincias.