Editorial

CAMBIAR Y REBELARSE EN MEDIO DE UN MUNDO CAMBIANTE

Running

Hemos transitado durante algo más de dos años en medio de una pandemia que nos ha envuelto en restricciones y frustraciones, pero también nos ha puesto frente al espejo de nuestras contradicciones como sociedad y como personas. Y estamos sufriendo las consecuencias sociales, económica y políticas que ya anunciamos que todo esto nos traería: problemas económicos que rompen costuras de nuestra sociedad, cimientos de la globalización que van rasgándose y mostrando muchas mentiras ignoradas, para acabar en una guerra injusta e inhumana que pocos podían imaginar en el siglo XXI.

En la Universidad Popular Carmen de Michelena hemos conseguido resistir a este cúmulo de dificultades, seguimos vivos como organización y con nuestra estructura; aunque con recursos menguados, mantiene todavía una gran capacidad de gestionar actividades y aglutinar un amplio colectivo de socios a quienes nos dirigimos pensando en que poco o mucho siguen creyendo en nuestro Proyecto. Pero aquellos que tenemos la responsabilidad de empujar e intentar hacer realidad ese Proyecto nos hacemos muchas preguntas y no son pocas las dudas que tenemos.

No es sólo cuestión de resistir sino de atinar con el rumbo adecuado. En un mundo cambiante como el que tenemos se impone como necesidad actualizar y reorientar nuestros objetivos. No podemos acabar siendo únicamente una muleta de políticas culturales municipales, como lo son la mayoría de universidades populares hoy en día, suministradores de servicios, entre lúdicos y prácticos, demandados por muchos ciudadanos. Puede estar bien, pero es abiertamente insuficiente, y nuestro voluntariado espera algo más, mucho más, como destino de sus esfuerzos.

En medio de nuestra sociedad occidental anestesiada, abducida por unas redes sociales y unos medios de comunicación que nos cuentan verdades paralelas, tenemos que enseñar a descubrir engaños, enfrentarnos a las píldoras durmientes que afloran por todas partes y saber decir BASTA. Si no somos capaces de acercarnos, aunque sea sólo un poquito, a todo eso es que nos estamos engañando a nosotros mismos y a los que siguen nuestros pasos.

Apenas nada de lo que hacemos va a conseguir en el corto plazo cambiar las cosas, pero nuestra labor es de siembra y paciencia, junto a otras muchas iniciativas paralelas con las que sumamos esfuerzos; convencidos de que la verdad se impone a lo largo del tiempo que, con frecuencia, tiene períodos tan largos que nos supera.

Sólo pensemos por un momento, ¿qué pensaría un Francisco Giner de los Ríos si supiera que más de un siglo después de su muerte su mensaje y ejemplo no ha muerto, que todavía aparecen unos pocos locos idealistas que reclaman y mantienen su legado?

Un legado a recuperar y mantener, no en sus formas sino en su fondo. El mundo está cambiando mucho pero el fondo de los problemas sigue siendo el mismo y su resolución (una utopía necesaria) sigue esperando: las recetas ya nos las dieron pero hay que aplicarlas, con perseverancia, aunque los resultados nos decepcionen con frecuencia.